El aporte de los transgénicos en Brasil

maiz

n 1789 investigadores de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, Embrapa,  pronosticaron una catástrofe humana causada por la poca producción de alimentos frente a la creciente población.

En primer lugar, con el patrocinio de las nuevas técnicas de producción ofrecidas por la Revolución Verde (RV) en los años 60 y, actualmente, por los avances de la revolución genética de los Organismos Genéticamente modificados (OGM), incrementaron en millones de toneladas la disponibilidad de alimentos en el mundo y alejaron, en definitiva, el hambre.

La Revolución Verde produjo impactos altamente positivos en las décadas de 1960 y 1970 y libró del hambre a millones de personas (en Asia, principalmente), culminando con el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz al agrónomo norteamericano Norman Borlaug, el artífice de esa revolución basada en el uso intensivo de fertilizantes y agrotóxicos.

Sin emabrgo, la RV ya es cosa del pasado. En este momento, transitamos por una nueva era tecnológica, la de la ingeniería genética o tecnología del ADN recombinante, responsable de la generación de los transgénicos en alimentos o medicinas. Sin embargo, desde sus inicios, el desarrollo de estos productos ganó contornos ideológicos y las eventuales dudas sobre la inocuidad de su consumo por parte de la población y animales. Posiciones críticas de una población que irónicamente consume estos productos sin cuestionamientos.

Los estudios indican que el rechazo a los transgénicos era mucho mayor en sus inicios, pero con el acceso a la información sobre su seguridad ha contribuido notablemente al abandono de ciertos prejuicios. La tecnología de los OGM ha sido incuestionablemente uno de los mayores avances tecnológicos de las últimas décadas, pues viabilizó la transferencia de genes deseables de una planta o animal a otro organismo vivo sin parentesco, cuyas características deseables no podrían ser transferidas a través de un mejoramiento genético convencional.  Por ejemplo, el eucalipto no se puede cruzar con la soya en el mejoramiento convencional, sin embargo, puede hacerlo por la vía de la ingeniería genética. La velocidad con que esa tecnología fue incorporada al proceso productivo mundial, no tiene comparación. En menos de 30 años, los cultivos genéticamente modificados se encuentran a más de 180 millones de hectáreas, con el liderazgo de Estados Unidos (con 72.9 M de Ha), seguido por Brasil (con 41.2 M de Ha), Argentina (con 23.8 M de Ha), Canadá (con 11.6 M de Ha), e India (con 10.8  M de Ha), entre otros.

Con la adopción de la tecnología del ADN recombinante, no solo la producción agrícola aumentó, la economía también. Brasil ha aumentado significativamente la producción de soya, maíz y algodón; además de sus exportaciones, favoreciendo el incremento del superávit de la balanza comercial del país.

Por el momento, la tecnología está enfocada a la incorporación (en la soya) de características de resistencia a algunos herbicidas para control de plantas dañinas y bacterias para control de insectos-plaga, pero otros productos están en camino, porque la ciencia no para y  los retos tampoco dan tregua.

Hoy,  las nuevas técnicas de mejoramiento, como las llamadas New Breeding Technics, están siendo utilizadas para la incorporación de características deseadas en plantas cultivadas. Dentro de esas herramientas se ha destacado la tecnología CRISPR/Cas, que permite editar el genoma de diversos organismos, incluso en vegetales, de forma precisa y sin introducir genes de otras especies. La técnica permite introducir secuencias específicas en el genoma, pero también posibilita realizar silenciación, inserciones y sustituciones de genes y/o bloques de genes.

En algunos casos es posible rescatar rápidamente la variabilidad presente en la propia especie y que fue perdida a lo largo del proceso de selección por el mejoramiento genético tradicional, sin la necesidad de largos ciclos de retrocruzamiento.

Para algunas especies, como el maíz, por ejemplo, variedades con esa tecnología ya han sido aprobadas en algunos países y en un futuro próximo estarán disponibles para comercialización en Brasil y en el mundo. Como ejemplo, podríamos citar el maíz con alto contenido de amilopectina y también con mayor tolerancia a la sequía.

Autoría exclusive de blog.canalrural.br

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