¿Por qué y para qué surgieron los alimentos transgénicos?

En el caso de la biotecnología, esta ciencia es aplicada directamente a la semilla por lo que no es correcto hablar de alimentos transgénicos. Lo correcto es hablar sobre alimentos derivados de cultivos genéticamente modificados (GM) o transgénicos. A largo plazo no hay ningún estudio científico que indique que estos van a ser dañino para el ser humano. Tampoco se ha dicho que el consumo de alimentos transgénicos, adecuadamente manipulados, afecte a la salud. A lo que se oponen algunas organizaciones es a que no exista una manipulación adecuada de los cultivos o de las especies animales porque eso sí puede lograr un daño irreversible a la especie real. Sin embargo, el mundo ha evolucionado. La evolución propia del hombre estuvo marcada por cambios irreversibles.

El desarrollo de la biotecnología vegetal agrícola surgió para mejorar, en este caso, la alimentación del ser humano y también para mejorar el medio ambiente ¿En qué sentido?

Hace 20 años atrás, en todos los países se utilizaba una gran cantidad de insecticidas con compuestos organoclorados y organofosforados que le hacían mucho daño a los suelos y a los cultivos. Si bien la planta no se dañaba, el consumidor de esa planta era el que sufría las consecuencias a mediano y largo plazo, ya que al ingerir los alimentos que se producían en esos suelos se le detectaba una enfermedad transmitida por esos productos agrícolas. En el organismo se convertía en una mutación a nivel celular y esto les producía cáncer. (Lea: Científicos apuntan a la biotecnología para cuidar el suelo y proteger especies)

¿Por qué surgieron los alimentos transgénicos?

Simple, para proteger al medio ambiente. Se emparentaron especies que entre ellas repelían o provocaban que las plagas se alejen. Por ejemplo, la plaga que va al maíz no va al frijol; entonces, si las plagas no van al frijol es porque el frijol tiene un compuesto o un gen que impide que esa plaga llegue. Por ello se estudió el gen que evita que la plaga del maíz llegue al frijol y se la implantó al maíz.

Para lograrlo se requiere realizar estudios para que ese gen en el maíz no produzca daños irreversibles en el ser humano. Tal vez, la ingesta, en este caso de insecticidas, produce enfermedades y es probable que un gen no utilizado adecuadamente pueda ligarse con otros genes y producir problemas de salud graves.

Otra de las razones por las que se producen alimentos transgénicos es para aumentar el rendimiento del producto. Precisamente, uno de los reportes que realiza Greenpeace es que al utilizar el 30% de los alimentos que terminan en la basura se podría disminuir el hambre en el mundo. Pero, eso es imposible. Por ejemplo, esos alimentos que terminan en la basura son los alimentos perecederos y no se pueden enviar a lugares que requieren comida, como África. Igualmente el 30% de los alimentos que se producen mundialmente no van a alimentar al 70% de la población pobre. (Lea: Cómo los OGM nos ayudan a reducir el desperdicio de alimentos y su impacto ambiental)

En este sentido, los alimentos derivados de cultivos transgénicos hacen que se eleve la producción mundial para alimentar a más personas, porque demográficamente la población cada año va en ascenso. Por ejemplo, hace tres años atrás Ecuador tenía 13 millones de habitantes hoy ya somos 16 millones. Entonces, si la población aumenta y no aumenta la producción de alimentos por hectáreas de tierra que se producen, porque no se puede sembrar todo el planeta, hay que buscar la manera para que una planta que normalmente en cosecha da dos kilogramos de frijol, hoy la misma planta rinda entre cinco o seis kilogramos. Así se producen más alimentos y hay mayores probabilidades de alimentar al mundo. Por ello los alimentos transgénicos también benefician a la población.

Las tres mayores carencias nutricionales de la humanidad son: la deficiencia de hierro, que produce anemia ferropénica, la deficiencia de vitamina A que produce ceguera nocturna entre otras dolencias y también la deficiencia de yodo. A escala global la deficiencia de yodo se ha ido controlando con la fortificación de la sal en la mayoría de los países. En el mundo entero para comercializar la sal debe estar fortificada con yodo. Sin embargo, no todos los alimentos se fortifican con vitamina A y se ha visto también que la fortificación con hierro es algo fallido porque el hierro que fortifican es un hierro férrico o no hemínico que no se absorbe en el organismo y no ha solucionado el problema de la anemia ferropénica. (Lea: Informe científico se suma a la defensa del arroz dorado)

¿Que se ha logrado con la biotecnología vegetal agrícola?

Hay proyectos que sí han dado resultados. Por ejemplo, al hacer que una planta produzca un grano de arroz con mayores concentraciones de betacaroteno, de hierro, de proteínas o de vitaminas es realmente un reto porque se logra poner nutrientes que no los tiene. De esta manera se beneficia a la gente más pobre. Si esos alimentos son el principal vehículo, no solo de nutrientes sino de energía, que tiene esa población pobre y se los enriquece desde el punto de vista natural, se está favoreciendo a esa persona porque se le está brindando un nutriente en un alimento que normalmente ingiere. Por eso se habla de que la biotecnología moderna tiende a elevar las cualidades nutritivas para favorecer la alimentación de las personas más pobres del mundo. (Lea: El papel de la biotecnología agrícola en países en vías de desarrollo)

Estos estudios son minuciosos porque no se va a quitar una cosa para poner otra que resulte peor. Esos estudios permiten emparentar genes entre especies. En Ecuador no hay una pronunciación que indique estudios genéticos o biotecnológicos que permitan identificar o establecer los genes adecuados para las especies. De modo que como país no desarrollamos la biotecnología genética, por eso es que hace un tiempo atrás se hablaba de que no existían alimentos genéticos, la población sí los consumía pero no existen los laboratorios que permitan identificarlos o si existen no se dan a conocer.

En Ecuador este tema es normado por la Agencia de Regulación de Control y Vigilancia Sanitaria (ARSA) y se dice que los alimentos que aparentemente tuviesen relación con la trangénesis deben declararlo en la etiqueta. Pero la declaración en la etiqueta no le asegura al consumidor si el alimento es transgénico o no. Lo que se necesita en el país es un centro que investigue biotecnológicamente los alimentos derivados de cultivos transgénicos y los no transgénicos, porque estamos rodeados de grandes productores de alimentos derivados de cultivos genéticamente modificados como Brasil y Perú. En esos países se produce gran cantidad de este tipo de alimentos, entonces al estar cerca, puede ser que en el país existan especies transgénicas y no se conozca de su existencia. Precisamente esas son las cosas que debemos controlar. (Lea: Estudio muestra la falta de conocimiento del consumidor sobre alimentos y OGM)

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