De cara al cambio climático debemos reconocer los beneficios de los transgénicos

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Parte del compromiso consiste en poder crear cultivos sostenibles utilizando la misma superficie de tierra pero, con una mayor productividad. Según lo explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), es prioritario lograr reducir la cantidad de tierra utilizada en los cultivos y mejorar los procesos de recolección, almacenamiento, embalajes, transporte y mercadeo; de manera que una mayor cantidad de personas tengan acceso a los alimentos y, se garantice así la seguridad alimentaria.

El caso de África y los transgénicos

Muchos países africanos son buenos candidatos para sembrar cultivos genéticamente modificados, pero pocos los han adoptado. Este año, Tanzania acaba de empezar a sembrar algunas semillas como parte de su primer ensayo este tipo de cultivos. El proyecto podría ser un rayo de esperanza para el uso de la tecnología en el continente. (Lea: Los OGM tienen el potencial para aliviar la presión agrícola del planeta)

Este año, las temperaturas anormalmente altas y un efecto de El Niño más fuerte de lo normal, han provocado devastadores sequías en muchas partes de África, lo cual ha generado graves situaciones de escasez alimenticia. Ahora más que nunca, los cultivos que puedan sobrevivir a la sequía representarían un valioso recurso para garantizar la seguridad alimentaria. Bill Gates ha hablado públicamente sobre su creencia que los cultivos transgénicos podrían ayudar a acabar con el hambre en África.

Sin embargo, estos cultivos son tan controvertidos en África como en otros continentes. Cuando Uganda arrancó sus primeras pruebas con matoke, un clásico de la ingeniería genética, se generó una intensa oposición política. En 2012, Kenia prohibió la importación de cultivos biotecnológicos. Sudáfrica es uno de los pocos países del continente en adoptar abiertamente cosechas modificadas genéticamente, pero lo ha hecho bajo estrictas limitaciones. De hecho, se necesitó la sequía de este año para que ablandara algunas de esas regulaciones. (Lea: Transgénicos: una excelente herramienta para sobrevivir al cambio climático)

Esto ha sido así hasta que Tanzania, uno de los países más reacios a los transgénicos, ha decidido realizar un ensayo con una cosecha modificada genéticamente. “Hasta el año pasado, influido por organizaciones sin ánimo de lucro europeas, el país mantenía unas leyes tan estrictas en contra de la ingeniería genética de plantas que los científicos no eran capaces de seguir realizando sus trabajos“, explicó el activista medioambiental Mark Lynas tras el anuncio de las noticias. “Eso ahora ha cambiado”, añade.

El ensayo quiere demostrar si un híbrido de maíz blanco modificado genéticamente para resistir a la sequía desarrollado por el proyecto WEMA (Water Efficient Maize for Africa) podrá ser cultivado de manera eficaz en el país. Las semillas desarrolladas por WEMA son libres de regalías, lo que significa que son asequibles para agricultores que trabajan terrenos relativamente pequeños. Si las pruebas iniciales salen bien, una variedad resistente a las plagas podría probarse el año que viene.

Los cultivos transgénicos representan beneficios para enfrentar el cambio climático

La National Academy of Sciences de Estados Unidos (NAS), en un reporte de 400 páginas, reveló que los organismos genéticamente modificados (OGM) podrían ayudar a que los cultivos sean más resistentes al cambio climático. El estudio recomienda que en el futuro los investigadores y los reguladores políticos evalúen con cuidado la seguridad y la eficacia de estos cultivos en específico, en lugar de enfocarse en los posibles riesgos del proceso de modificar las plantas. (Lea: Cambio climático, uno de los principales retos agroalimentarios en América Latina)

De acuerdo con Fred Gould, director del Comité de la NAS de modificación genética, el cambio climático afectará tanto la cantidad como la calidad de los alimentos. Este reporte evaluó 1.000 artículos científicos sobre los cultivos genéticamente modificados, recibieron recomendaciones de científicos, de la industria y de grupos medioambientales a través de 80 presentaciones. La ingeniería genética se podría combinar con métodos de cultivo tradicionales para ayudar a las plantas a sobrevivir los cambios en el ambiente, aseguran los científicos.

Los investigadores creen que en el futuro podremos usar esta tecnología para enfrentar las consecuencias del cambio climático sobre los cultivos de alimentos. Por ejemplo, se quieren incorporar a las plantas características como resistencia a las sequías, o agregar tolerancia al calor o al frío; pero, para lograr estas ayudas, se necesita aún mucha investigación y desarrollo de la tecnología, dijo Richard Amasino, miembro del Comité de la NAS.

 

Información de Daily Maverick y Wired

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